ENAMORÁNDOSE DE TU CABELLO NATURAL: CÓMO ACEPTAR TU CAOS RIZADO DURANTE LA TRANSICIÓN

Hubo una época en la que no podía imaginarme sin el pelo liso. Las tardes de domingo las dedicaba a mi plancha, al brillo del aceite y al crepitar de mi pelo al freírse entre dos placas metálicas. Me encantaba el movimiento de mi pelo liso, su brillo oscuro e intenso, incluso con el inevitable daño que el calor le causaba. No veía mi textura natural de la misma manera. Era obstinadamente inmóvil y no reflejaba la luz como mi pelo alisado. Un año después de dejar el alisado, seguía sin aceptar mi pelo natural.